El mundo antiguo no esperó al auge de Roma para implantar
grandes vías
de comunicación. La red de las vías romanas se establece
a partir de la República ya
que la más antigua data del año 312 a.C. (Vía Appia).
Mucho antes de la época romana existieron en todos los
pueblos vías de
comunicación que respondían a necesidades militares,
religiosas y comerciales; pero la
superioridad de los romanos en esta materia fue
incontestable.
Mientras que los
griegos no habían atendido nunca más que a la belleza del
sitio, a la fortaleza de la
posición, a la cercanía de los puertos..., los romanos se
aplicaron sobre todo, a
ejecutar lo que los griegos habían descuidado, esto es, a
construir calzadas,
acueductos, desagües... No se limitaron a prolongar sus
calzadas hasta los campos
circunvecinos, sino que perforaron colinas y llenaron los
valles para que los carros más
pesados pudieran llegar hasta orillas del mar a tomar el
cargamento de las naves.Construyeron puertos, acueductos, baños, teatros,
circos y muy
especialmente las largas calzadas que facilitaron el
desplazamiento de militares, civiles
y mercancías a lo largo del imperio.
Sin ninguna duda, el mayor desafío al que debieron
enfrentarse los
ingenieros romanos lo constituyó la construcción de los
90.000 kilómetros de
carreteras, que se extendieron desde el Éufrates a
Finisterre y desde Escocia hasta el
norte de África.
Fue en Roma donde Augusto colocó el kilómetro cero. Desde
este
punto partían las grandes viae, que luego se ramificaban
en caminos secundarios
formando una enorme telaraña que cubrió todos los
territorios del imperio.
Roma fue maestra en el arte de la construcción de sus
carreteras y su técnica fue el elemento más importante por el cual se han
eternizado estas grandes arterias.
La Vía Augusta es la calzada romana más importante de la Comunidad Valenciana.
Desde el punto de vista histórico, su
recuperación con fines recreativos, turísticos y culturales se presenta como
una actuación que suscita gran interés, ya que ha sido uno de los principales
ejes de comunicación a lo largo de diferentes épocas históricas: los romanos
la trazaron aprovechando un camino íbero ya existente.
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La Via Augusta es la calzada romana
más larga de toda la Península Ibérica, con un recorrido total aproximado
de 1.500 kilómetros desde los Pirineos hasta Cádiz, atravesando la Comunidad
Valenciana a lo largo de unos 425 Km.
Reúne uno de los conjuntos de miliarios
más importantes de toda la Hispania, con al menos 96 monumentos, 20 de
los cuales se tiene referencia que estaban distribuidos por todo el territorio
valenciano.
Además pueden observarse aún hoy algunos
restos de la propia calzada y vestigios de mansiones, puentes,
centuriaciones, villas, arcos monumentales, toponimia etc., lo que añade un
excepcional interés histórico, cultural e incluso religioso, al ya inherente
interés recreativo y turístico que presenta.
La Via Augusta fue el eje principal de
la red viaria en la época de los romanos, y la que ha ido vertebrando la
Comunidad Valenciana a lo largo de la historia.
Ha recibido diferentes denominaciones
según las épocas: Vía Hercúlea, Vía Heráclea, Camino de Anibal, Vía
exterior, Camino de San Vicente Mártir y Ruta del Esparto, pero es comúnmente
conocida por Vía Augusta, debido, con toda seguridad, a las rectificaciones y
reparaciones que el emperador Augusto efectuó en la misma entre los años 8 y 2
a.C.
VIA DOMITIA
FRANCIA
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La Via Domitia fue realizada por el consul
romano Cneus Domitius Aenobarbus en torno al año 118 a.C. con la finalidad de
facilitar el transporte de las legiones romanas desde Italia hasta las
provincias hispanas y la propia Galia Transalpina.
No se trataba de una calzada moderna sino
que ya existía bastantes años antes de los romanos, conocida como la Via
Heraclea, en referencia a Hércules. Por ella transitó Anibal en el 218 a.C.,
con sus 50.000 soldados cartagineses y 37 elefantes, en su camino a la
conquista de Italia.
La llegada de Roma a estas tierras se
produjo en el año 125 a.C. cuando la población de Marsella, aliada de Roma,
solicitó ayuda a ésta última para luchar contra un poblado celta.
Este evento supuso el inicio de la conquista de las Galias por los
romanos, que contó con pueblos aliados, como los volcos arecómicos, contra
otros pueblos galos, como los arvernos o los alógobres.
La construcción de la Vía Domitia permitió
igualmente el crecimiento del comercio y la organización territorial del sur de
la Galia, incluyendo el reparto de tierras a los colonos romanos (cadastration)
y la construcción de nuevas villas.
VIA APPIA
(LINEA AMARILLA)
ITALIA
La Vía Appia o Regina viarum es la más importante y más
antigua de las vías de comunicación construidas por los romanos. Fue
levantada a finales del siglo IV a.C., en el año 312 a.C., para comunicar
Roma con Capua.
Los primeros 90km. de la Vía Appia transcurren desde Roma hasta Terracina por la calzada y los últimos 28km. Se realizan a través de un
canal navegable. Tras dejar Terracina, la vía gira hacia Fondi, a través de los
cañones de Itri, bajando después hacia Formia, Minturno, y Sinuessa
(Mondragone); desde allí continúa hacia Casilinum (la moderna Capua) en el río
Volturno, llegando finalmente a la antigua Capua (Santa Maria de Capua Vetere).
La Vía Appia fue remozada en repetidas ocasiones, a medida que
el dominio de Roma se extendía hacia el sur de la península itálica. En
el 268 a.C. llegó hasta Benevento, atravesando posteriormente los montes Apeninos, hasta alcanzar
Venosa y Taranto. En el siglo II a.C. la Vía Appia llegó a
Brindisi, principal puerto para los navíos con destino a Grecia y Oriente.
En el siglo II d.C., bajo el principado de Trajano, se construyó
una vía alternativa a la “antigua Vía Appia”. Esta permitía llegar desde Roma
hasta Brindisi en 13-14 días, tras recorrer una distancia de 540km.
La Vía Appia se encuentra en la lista de candidatos a Patrimonio
de la Humanidad de la UNESCO, tras su nominación por la República de Italia en
el año 2006.
Via Appia (foto: Todd Martin)
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En el centro de Roma se encuentra una parte de la Vía Appia,
conocida como la Vía Sacra. Tiene su inicio en la colina del Capitolio, pasa
por el foro romano hasta el arco de Tito y continúa, bordeando la colina del
Palatino, el Circo Máximo y los baños de Caracalla hasta llegar a las murallas
aurelianas y la puerta de San Sebastián, por donde abandona la “Ciudad Eterna”.
Roma. Puerta de San Sebastián. (foto: Matt Werner)
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En la Vía Appia, una vez extramuros de Roma, el primer lugar
destacado es la Iglesia del Domine QuoVadis. Según la tradición, este es
el lugar en el que Jesucristo se encontró con Pedro. La iglesia contiene un
mármol con las supuestas huellas de las pies de Cristo (actualmente se trata de
una copia, puesto que el original se encuentra en la cercana iglesia de San
Sebastián). Un poco más al sur se encuentra la iglesia y las catacumbas de
San Sebastián. En la Antigua Roma, la tradición indicaba que las tumbas
debían situarse extramuros de la ciudad, y normalmente las tumbas más
importantes estaban situadas a los lados de las principales vías de
comunicación. En la Vía Appia, es de destacar, además de las catacumbas
cristianas de San Sebastián, San Domitilla, y San Callixtus,
la tumba de Cecilia Metella.
Catacumbas de San Sebastián. Via Appia
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Tumba de Cecilia Metella. Via Appia
(foto: Allie Caulfield)
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Existe un servicio de autobús, conocido como “Archeobus”, que,
partiendo de la estación Termini, recorre la Vía Antica, pasando por el Circo
Máximo, hasta la tumba de Cecilia Metella. El ticket es válido para todo el día
–pudiendo subir y bajar del mismo cuantas veces quieras- y tiene un coste de 8 €
(2010). La Vía Appia en la actualidad tiene la consideración de parque
nacional (Parco regionale dell’Appia Antica) y su extremo sur está
cerrado al tráfico rodado.
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