martes, 26 de febrero de 2013

EL EJÉRCITO ROMANO




1. INTRODUCCIÓN. El ejército es el instrumento del que Roma se valió para conquistar primero y mantener después un imperio que abarcaba toda la cuenca del Mediterráneo. No siempre estuvo al mismo nivel ni dominó en todo momento la técnica guerrera, prueba de ello es las diferentes derrotas que sufrió a lo largo de su historia. Sin embargo, tuvo la gran virtud de no considerar nunca la derrota en una batalla como la derrota total de la guerra y, además, supo aprovechar la experiencia para mejorar las técnicas y conseguir ser el poderoso ejército que mantendría unido durante varios siglos el Imperio. De todo esto se desprende que es difícil hablar de manera uniforme del ejército romano. Se podría hablar de tres ejércitos: el de la Monarquía, el de la República y el del Imperio. 2. ORIGEN. En los primeros tiempos de Roma el ejército en su conjunto recibe el nombre de legio, del verbo legere (recoger > tropas reclutadas). En el primitivo ejército hay un cuerpo de caballería, pero el peso principal recae sobre la infantería. 3. EL EJÉRCITO DURANTE LA MONARQUÍA. · Primera época. El reclutamiento de los soldados se hacía teniendo en cuenta la división del pueblo romano en 30 curias y 3 tribus. Cada curia aportaba 100 soldados de infantería (centuria) y 10 soldados de caballería (decuria). El ejército estuvo compuesto, pues, de 3000 infantes (pedites) y 300 jinetes (equites). El armamento lo aportaba el soldado, no la ciudad, de ahí que los infantes se diferenciaran según su fortuna: los mejor equipados serían los ricos. Cada año se procedía al licenciamiento y a la movilización ya que el ejército no fue permanente, pues las guerras comenzaban en primavera y acababan normalmente en otoño; terminada la campaña volvían a sus actividades cotidianas. · Reforma de Servio Tulio. Servio Tulio reorganizó el ejército tomando como base el patrimonio económico de cada ciudadano, según una división de los ciudadanos en 5 clases. Su reforma consistió en dar entrada en el ejército a todos los propietarios, ya fuesen patricios o plebeyos; solamente quedaban excluidos los que no podían costearse el equipo militar. Para facilitar el reclutamiento dividió la ciudad en cuatro tribus y los hombres en dos categorías: iuniores (de 15 a 45 años) empleados en el servicio activo y seniores (de 45 a 60 años) quienes formaban el ejército de reserva. La legión fue la unidad táctica militar y dentro de ella se distinguían: la infantería pesada, la infantería ligera y la caballería. La legión se dividía en centurias. Estuvo compuesta de 4200 soldados de infantería (al añadir a los 3000 de la época anterior 1200 soldados armados con palos y hondas, los velites) y 300 de caballería. Servio Tulio agregó además 2 centurias de obreros (fabri) con la misión de transportar las máquinas de guerra y 3 centurias de corneteros y trompeteros (cornicines, tubicines). 4. EL EJÉRCITO DURANTE LA REPÚBLICA. · Introducción del manípulo. La legión continuó estando formada por 4200 soldados de infantería, distribuidos en 60 centurias (de 60 o 30 hombres cada una, a los que se añadían los velites) que agrupadas de dos en dos formaban el manípulo, que pasó a ser la unidad táctica (hacia el siglo IV a.C.). Los manípulos se colocaban en tres líneas. En la primera estaban los más jóvenes, los hastati; la segunda estaba compuesta por principes, soldados de más experiencia; en la tercera estaban los triarii, soldados de más edad. 1ª LÍNEA HASTATI 10 manípulos x 120 1200 soldados 2ª LÍNEA PRINCIPES 10 manípulos x 120 1200 soldados 3ª LÍNEA TRIARII 10 manípulos x 60 600 soldados VELITES 20 soldados x centuria 1200 soldados Las dos primeras líneas iban armadas con el pilum o lanza arrojadiza; los triarii con el hasta, lanza grande no arrojadiza. Asimismo las tres líneas iban armadas con el gladius, espada corta con doble filo y punta, y como armas defensivas llevaban el escudo y el casco. Los velites iban armados con palos y hondas. Además formaban parte de cada legión las siguientes tropas: a) Un cuerpo de caballería legionaria, dividido en 10 escuadrones (turmae) de 3 decurias cada uno, totalizando 300 jinetes o equites. b) Los socii, tropas proporcionadas por los pueblos itálicos aliados o sometidos. Su infantería en número igual al de la infantería legionaria no forma parte de la legión y se encuadra en alae y se agrupa en cohortes. c) Los auxilia, son tropas no itálicas que apoyan a la legión y suplen el defecto de ésta en armas especiales, de las más conocidas son la caballería númida, los honderos baleares y los arqueros cretenses. Mantienen la estructura propia del país de origen y se agrupan en cohortes. Son, en su mayoría, tropas de carácter mercenario, bien por alistamiento individual o por medio de un príncipe o jefe de los lugares de origen. · La reforma de Mario. Mario, general romano (133 a.C.) , introdujo las siguientes reformas en el ejército: a) Sustitución del manípulo, como unidad táctica fundamental, por la cohorte (cohors), formada por tres manípulos: uno de hastati, otro de principes y un tercero de triarii, dispuestos uno al lado del otro. La triple línea (triplex acies), compuesta antes por manípulos, desde Mario estuvo constituida por cohortes, formando un frente de 3 líneas: 4 cohortes en la primera, 3 en la segunda y 3 en la tercera. Para entrar en combate, las cohortes se colocaban separadas entre sí, de manera que, si las cohortes de la primera fila flaqueaban, podían retirarse a retaguardia por los huecos que dejaban los de la segunda y tercera línea. b) Modificación del sistema de reclutamiento: sustituyó el antiguo alistamiento de ciudadanos por el reclutamiento voluntario. De esta manera pudo reclutar a toda clase de personas, incluidos los proletarios (los más pobres), y formó un ejército profesional y mercenario (cobraban un sueldo) frente a los soldados-ciudadanos de antes. c) Desaparición de los socii como fuerzas distintas para pasar a integrarse en las legiones. d) Desaparición de los velites y de la caballería legionaria, que son sustituidos por auxilia. e) Adopción de enseñas y numeración para las legiones, que les dan una identidad y una continuidad. Instituyó la insignia legionaria: un águila de plata. f) Reforma en el armamento y equipo del soldado. Generalizó el pilum, scutum y galea. Como consecuencia de la reforma de Mario el ejército llegará a convertirse en una gran fuerza a disposición de generales ambiciosos. La estructura de la legión quedó constituida así: CENTURIA 100 soldados MANIPULO 200 soldados 2 centurias COHORTE 600 soldados 3 manípulos LEGIÓN 6000 soldados 10 cohortes · Las guerras civiles. En este período aparte de las legiones propiamente dichas y de la caballería y los auxilia se conocen otras fuerzas especiales: a) Los antesignani: iban delante de las enseñas. Era un cuerpo especial de infantería ligera, aunque con un armamento más completo que el de los velites. b) Las cohortes praetoriae: eran fuerzas especiales al mando directo de algunos jefes. c) Los speculatores: eran exploradores encuadrados en cohortes, de forma parecida a los auxilia. 5. EL EJÉRCITO DURANTE EL IMPERIO. · Alto Imperio. Bajo el Principado el ejército queda dividido en dos: 1. El séquito del emperador: tiene sus cuarteles en Roma y además de proteger al emperador protege a la ciudad. Estaba formado por: ¨ Las cohortes pretorianas: eran una especie de guardia personal y constituían la principal defensa de la ciudad. Augusto creó 9. Tenían 1000 hombres y estaban divididas en 3 manípulos y éstos a su vez en 2 centurias. Tenían un acompañamiento permanente de caballería, que se agrupaba en turmas. ¨ Las cohortes urbanas: encargadas de los servicios públicos. No salen nunca a campaña. Al principio eran tres. ¨ Las cohortes de vigiles: eran las de menos prestigio, se ocupaban de la vigilancia nocturna y de la extinción de incendios. Estaban integradas por esclavos libertados, que después de unos años de servicio adquirían la ciudadanía. Eran 7 cohortes. 2. El de campaña: dividido en legiones y auxilia. La legión estaría formada por diez cohortes, de las cuales la primera tendría 1.105 infantes y 132 jinetes. Las restantes cohortes, divididas en 5 centurias cada una, tendrían 555 infantes más 66 jinetes. Acompañaba a esta legión la artillería, formada por un carroballista por centuria, del que se hacía cargo un contubernium, que era una escuadra de 10 hombres; además cada cohorte llevaba un onager. A partir de Augusto las legiones llevan, además de la numeración, un nombre que hace alusión a diversas circunstancias, como el emperador que la creó (Augusta), el ser doble o resultado de la fusión de dos (Legio VII Gemina), etc. Los auxilia continúan divididos en cohortes, de las que unas son miliariae y otras quingenariae. También hay unidades mixtas de caballería e infantería, las equitatae. Y, finalmente, están las llamadas cohortes voluntariorum, integradas por esclavos cedidos al emperador y luego liberados o bien por ciudadanos. En el Imperio se crean, además, los numeri, que son tropas auxiliares procedentes de los lugares menos romanizados. · Bajo Imperio. Constantino introduce profundas reformas, divide el ejército en: 1. Ejército de cobertura: sigue la organización de la época anterior, pero se hace estático. 2. Ejército de campaña: queda vinculado al emperador y a los jefes militares; está formado por los palatini, especie de guardia personal del emperador, aunque su escolta propiamente dicha son los domestici y scholae. Las legiones se convierten en batallones de infantería, con un efectivo de unos 1000 hombres. La caballería adquiere mayor importancia y se independiza de la legión. Las diferencias entre legiones y auxilia se suprimen, como resultado de la extensión de la ciudadanía y de la barbarización del ejército. Los numeri adquieren gran importancia y se convierten en unidades escogidas. 6. EL COMBATE. El éxito en las guerras de la antigüedad dependía, fundamentalmente, del orden presentado en el campo de batalla. Roma conoció varias disposiciones, que empleó en distintos momentos, según con el enemigo al que se enfrentaba y los territorios en los que debía librarse el combate. · Formación en falange. Se cree que la formación esencial antes de la formación por manípulos fue la formación en falange: era de orden cerrado, con frente muy amplio y poco fondo. La falange estaba dividida en seis filas con un frente de 500 pedites; al final o a los lados de la formación en falange se colocaban los 1200 velites. La caballería -equitatus- también prestaba su apoyo; al salir a campaña cada legión disponía de 300 equites. Los defectos que presentaba esta formación eran la facilidad de desorden y la poca capacidad de maniobra en terrenos accidentados. · Formación en manípulos. Cada una de las legiones en orden de batalla -acies- se presentaba en tres líneas, articuladas en manípulos. Los hastati se colocaban en primera línea. Cada manípulo formaba un rectángulo de 120 soldados (con un frente de 20 y un fondo de 6) y se escalonaba de tal modo que, entre dos manípulos consecutivos, se dejaba un intervalo que estaba cubierto en segunda línea por un manípulo de principes. Los manípulos de triarii (frente de 20 soldados y fondo de tres) formaban la tercera línea y cubrían los intervalos que dejaban los manípulos de los principes. Resultaba así una formación en tresbolillo o quincunce. Esta táctica tenía grandes ventajas: los hastati avanzaban los primeros lanzaban sus dardos -pila- sobre el enemigo y empezaban a luchar cuerpo a cuerpo. si tenían que ceder ante el enemigo, se retiraban detrás de los principes, y si el enemigo derrotaba también a los principes, intervenían entonces los triarii. De este hecho deriva la expresión “res ad triarios venit”, usada para denotar que la situación había llegado a ser crítica. La disposición del ejército en el combate también se hizo más racional: los velites protegían desde el comienzo del combate las alas -cornua- y se adelantaban para soliviantar e inquietar al enemigo; los aliados -socii- se colocaban a ambos lados de las legiones y la caballería -equitatus- actuaba en las dos alas -cornua-. La táctica manipular estuvo en vigor hasta Mario; todavía Metelo, su antecesor inmediato, venció con ella en la batalla de Mutul (año 108) durante la guerra con Yugurta. La principal ventaja de esta formación es su adaptabilidad al terreno y la capacidad de maniobra, gracias a estar formada por unidades pequeñas. Su principal defecto es la excesiva división de la legión ante enemigos como los teutones y los cimbros. · Formación triple en línea de combate. La triple línea de combate -triplex acies-, compuesta antes por manípulos, desde Mario estuvo formada por cohortes formando un frente de tres líneas: cuatro cohortes en la primera, tres en la segunda y las tres restantes en la tercera. Las tropas auxiliares y la caballería se colocaban en las alas. Para entrar en combate, las cohortes se colocaban separadas entre sí, de manera que, si las cohortes de la primera línea flaqueaban, podían retirarse a retaguardia por los huecos que dejaban los de la segunda y tercera línea. Unidas las cuatro legiones de que se componía normalmente el ejército, la acies prima quedaba compuesta de dieciséis cohortes, la acies secunda de doce y de otras doce la acies tertia. · Formación en cuña. La táctica del ejército apenas varió durante toda la época imperial. Solamente en algunas ocasiones, para luchar contra los bárbaros, se recurrió de nuevo a la falange. Sin embargo, a partir de las reformas de Diocleciano y Constantino, se adoptó generalmente una formación germana: el cuneus, formación de cuña truncada en forma de trapecio con el menor de los lados paralelos frente al enemigo. 7. POLIORCÉTICA. Bajo este nombre se engloban todas las operaciones relacionadas con el ataque y defensa de las plazas fuertes. En orden a la poliorcética, a la artillería y a la guerra de posición, los romanos son tributarios y discípulos de los griegos. El asedio o acción llevada a cabo para apoderarse de cualquier recinto fortificado -ciudad, campamento, etc.- pudo adoptar dos formas: · Bloqueo: obsessio, obsidio. El bloqueo no excluye, naturalmente, el uso de las armas, pero en él predomina la técnica del cerco y las medidas de incomunicación. Entre los romanos este procedimiento se empleó con frecuencia y con éxito. Se hacía para impedir el abastecimiento de agua y alimentos a la ciudad y, así, conseguir su rendición. Los más conocidos son los de Alesia y Numancia. El bloqueo cuenta , como factor esencial, con el tiempo. Por ello no se aplica sino cuando la expugnación no es urgente o cuando el asalto no es posible. Tampoco es posible en todos los terrenos: a veces es imposible el cerco completo, por tener la plaza salidas naturales que no se pueden cerrar. Su medio principal es la circunvalación, sencilla o doble, con obras de fortificación (fosos, parapetos o empalizadas, reductos o castella, unidos entre sí por brachia o munitiones). El ejército sitiador se establece en campamentos que procuran dominar los accesos principales. En los castella se sitúan destacamentos. A veces se dispone una circunvalación dirigida hacia el exterior (contravallatio), para hacer frente a la eventual llegada de un ejército de socorro. · El ataque o asalto. Existen dos tipos : el ataque rápido y el ataque prolongado. ¨ El asalto sin preparación o previo asedio (oppugnatio repentina) es una operación excepcional. ¨ El método de acción más usado contra una plaza fuerte es el asedio (oppugnatio longinqua), que se da ampliamente en todas las épocas. El material de asedio del que dispusieron los soldados romanos fue bastante variado. Abatían las puertas o trataban de abrir una brecha en la murallas por medio del ariete -aries-, un largo y pesado tronco rematado con un hierro en forma de cabeza de carnero (de ahí su nombre). Asimismo abrían brechas en las murallas con hoces -falces murales-, una especie de ganchos enmangados en fuertes pértigas, y socavaban los cimientos de las murallas enemigas por medio de galerías subterráneas -cuniculi-. Otro medio empleado consistió en la construcción de un terraplén -agger- al que solían dar la misma altura del muro con el objeto de batir al enemigo con mayor facilidad. En cada extremo del terraplén levantaban un andamiaje de asalto -turris mobilis- montado sobre ruedas. Estos torreones de asalto solían tener tres pisos: en el bajo se colocaban lo soldados que manejaban el ariete; en el segundo había un puente levadizo para apoyarlo sobre las murallas de la ciudad asaltada; y en el tercero iban soldados con armamento ligero y armas arrojadizas para obligar al enemigo a desalojar los muros. Los asediados, por su parte, procuraban por todos los medios neutralizar los trabajos de los sitiadores. Las medidas de defensa contra el asedio son de varia índole: a) Medidas encaminadas a impedir o entorpecer el aprovechamiento y utilización, por el sitiador, del terreno circundante (devastación, inundación, tala de bosques). b) Medidas que tienden a reforzar los medios defensivos de la plaza misma (acopio de provisiones, refuerzo de las murallas y de las puertas, mayor elevación de aquéllas, construcción de torres de observación, a veces en oposición a las del sitiador, emplazamiento de artillería). c) Uso de las armas contra las tropas sitiadoras o contra las obras de asedio. El fuego tiene una extraordinaria importancia. El asalto a los muros se rechazaba arrojando desde lo alto objetos pesados y derribando las escalas con horquillas (furcae). Contra el ariete se usaban centones que atenuaban el choque, o se trataba de volcarlo enganchando al propio ariete o la testudo que lo protegía con cuerdas provistas de garfios (laquei, forfices, lupi) o de aplastarlo con grandes masas lanzadas desde el adarve. Un arma usada frecuentemente en la defensa desde los muros son los pila muralia, grandes lanzas de madera, hasta de 2 metros de largo, sin moharra metálica, sino con ambos extremos endurecidos a fuego. Los asaltantes se protegían de los proyectiles lanzados desde lo alto de las murallas con varios procedimientos. Entre éstos están: a) El mantelete -vinea-. El mantelete era una máquina de guerra construida con maderos y cubierta con pieles o sacos mojados debajo de la que los soldados podían avanzar a cubierto de los proyectiles o del fuego lanzado por el enemigo; se movía sobre ruedas. A veces se reunían varios manteletes formando verdaderas galerías. b) La testudo. La testudo era una vinea con un techo más fuerte, bajo el que los asaltantes accionaban el ariete o bien minaban el muro. También era una formación de asalto, en la que los soldados se apiñaban con los escudos puestos sobre sus cabezas a modo de caparazón de tortuga. c) Una galería -musculus- cubierta y móvil bajo la que se protegían los sitiadores. d) El pluteus. Vegecio lo describe como un escudo de mimbre, cubierto de pieles y movible sobre 3 ruedas o rodillos, uno en medio y otro en cada extremo. En la técnica romana de la guerra de sitio la artillería desempeñaba un papel secundario, pues operaba principalmente para limpiar de defensores los muros y para proteger las obras de aproximación y lo que pudiéramos llamar ingeniería de asalto. La artillería era poco eficaz contra los muros y el medio preferido de penetración era abrir brecha en las fortificaciones. El recurso a máquinas de guerra -tormenta- no se hizo frecuente sino a partir del siglo III a.C., fecha en la que la técnica del asedio estaba ya bastante desarrollada. Las máquinas de artillería más importantes fueron: a) La catapulta, con la que se disparaban proyectiles con pequeños ángulos de tiro. b) La balista -ballista-, con la que se lanzaban proyectiles con un ángulo de 45 grados; de este modo se podían franquear los obstáculos elevados. c) El onagro -onager-, con el que se disparaban piedras y teas encendidas a grandes distancias, pues disponía de una palanca que se podía tensar. El principio de todas estas máquinas estaba en la tensión de un haz de fibras que, al soltarse, impulsaba las piedras o proyectiles colocados en sus brazos. La artillería romana no tuvo una organización autónoma; fue una artillería de acompañamiento. No es exclusivamente una artillería de plaza o de sitio, sino también una artillería de campaña. 8. EL EJÉRCITO EN MARCHA. Generalmente el ejército, cuando efectuaba un movimiento lejos del enemigo, marchaba en columna -agmen-. Desde la época de la República son conocidos dos tipos de marcha: el agmen pilatum y el agmen quadratum. · El agmen pilatum. En esta formación el ejército está dispuesto en columna. Marchan en primer lugar los extraordinarii. Siguen a éstos el ala derecha de los socii y la impedimenta de éstos, detrás. Luego, las dos legiones, cada una de las cuales lleva detrás su impedimenta. a continuación, el ala izquierda de los socii, con su impedimenta. Detrás las acémilas con el equipaje del ejército, protegidas por una parte de la caballería, pues el resto marcha con las unidades de infantería, a las que está unida. Las legiones y las alas de socii alternaban por días el orden de marcha con el fin de lograr equilibrio en la llegada a los lugares de abastecimiento del ejército. · El agmen quadratum. Esta formación se utilizaba cuando había peligro de un ataque enemigo, ya que, por su longitud, el agmen pilatum era muy vulnerable. Sin embargo no está muy claro la disposición exacta de las unidades en este orden de marcha. Parece ser que los manípulos iban unos junto a otros, de manera que, si eran atacados por un flanco, fácilmente pudieran presentar un frente de batalla. Otros tipos de formaciones son: · El agmen munitum. Se caracteriza porque la impedimenta iría flanqueada por las legiones, y la vanguardia y retaguardia estarían protegidas por los socii y auxilia y la caballería. · El agmen expeditum. No se refiere a una disposición especial, sino a que los soldados iban preparados para luchar sobre la marcha y por tanto no llevaban equipaje, sino sólo las armas. · El orbis. A veces, cuando se esperaban ataques por múltiples frentes, se formaba el orbis, una formación redonda con más o menos regularidad, dejando en el interior las acémilas y bagajes. Se calcula que el legionario romano realizaba cada día una marcha de 20 a 25 kms. -iustum iter-, aunque en caso de premura, se iba a marchas forzadas -magnis itineribus-, que podían llegar a los 50 kms. El soldado romano, aunque a veces llevaba sólo las armas, por lo general llevaba con él sus efectos personales. En total, y sin contar las armas, parece que el bagaje pasaba de los 30 kilos. Normalmente las marchas no duraban muchos días, pero en caso de que duraran varios días, cada cuatro o cinco había un descanso. Dentro de las marchas, conviene destacar el paso de los ríos, por las dificultades que presenta. Generalmente se hacía por vados. Cuando la corriente era muy fuerte, se situaban un poco más arriba del paso acémilas o jinetes para frenar un poco la fuerza. Igualmente, otro grupo más abajo para recoger a los que cayeran. Si esto no era posible, el paso se hacía por medio de puentes, generalmente flotantes, de los que el más simple era el de barcas unidas por los lados. pero presentaba dificultades para pasar las cargas y los animales, por lo que se hacía un puente uniendo balsas, que tenían la desventaja de ser superficies planas. Generalmente estos puentes se colocaban en diagonal, para romper la fuerza de la corriente. se sabe que, en ocasiones, se construyeron puentes fijos; pero esto tenía el inconveniente de las dificultades técnicas y el coste de tiempo. 9. EL CAMPAMENTO. El ejército romano dominó a la perfección la técnica de la construcción de campamentos, tanto permanentes -stativa- o invernales -hiberna-, como para fortificarse para pasar la noche, después de una jornada de marcha. En este último tipo es donde más se demuestra el dominio y la organización, de tal forma que en poco tiempo eran capaces de construir un campamento. Las noticias que poseemos del campamento fundamentalmente son de Polibio, Higinio y César. El emplazamiento del campamento dependía de la situación del enemigo, si estaba cerca o no, o si el terreno era accidentado o llano. Generalmente seguían el trazado regular; pero podía ser modificado si las circunstancias lo requerían. Los lugares preferidos eran las pendientes suaves y las llanuras. Si está el enemigo cerca, se orienta hacia él; si no, se busca en la orientación la facilidad del abastecimiento de agua y forraje. El trazado lo realiza una patrulla, mandada por un tribuno, sirviéndose de la groma, que es un instrumento óptico. El trazado interior se marca con banderas, de modo que, cuando llega el ejército, ya sabe cada soldado dónde tiene que situarse y lo que tiene que hacer. El campamento generalmente tiene forma cuadrada; durante el imperio, rectangular; pero puede adoptar otras formas, que no afectan casi a la distribución exterior. Está protegido por un foso y el vallum, que consta de agger (un terraplén), para cuya construcción se aprovechaba la tierra sacada del foso, y, sobre él, una empalizada, el vallum propiamente dicho. Fuera de este recinto sólo pernoctaban los velites y en las tiendas había un espacio libre, el intervallum, que impedía que, en caso de ser atacados repentinamente, los proyectiles alcanzaran las tiendas; además permite entrar y salir a las fuerzas sin chocar ni estorbarse mutuamente; también sirve para almacenar el botín y guardar el ganado. En la organización interna el campamento se hallaba dividido por una calle transversal, via principalis o cardo maximus, que unía las dos puertas laterales (orientado de norte a sur); ésta, a su vez, era cruzada perpendicularmente por el decumanus maximus (orientado de oeste a este), que unía la puerta praetoria y la decumana ( orientada al oeste y la más alejada del enemigo). En la parte más próxima a la puerta praetoria se instalaba lo que se pudiera llamar parte noble: el pretorio, en un lugar destacado y que dominara todo el campamento; a un lado del cual estaba el foro y a otro, el cuestorio y el tribunal, donde se realizaban los augurios. A ambos lados de este núcleo se situaban la caballería y las tropas elegidas; detrás las tropas auxiliares y, delante, las tiendas de los tribunos y los legados. Al otro lado de la via principalis se hallan las legiones y los aliados. Esta parte se encuentra dividida por una calle paralela a la principal, via quintana, y las tropas están divididas en cuadrados o rectángulos por pequeñas calles, strigae. Este tipo de campamento, que es el conocido bajo la República, subsiste, en líneas generales, durante el Imperio. Varía, a veces, la distribución de la tropa, ya que, en situación de peligro, los auxilia quedan en el interior y las legiones, en el exterior; pero la distribución es casi igual.

miércoles, 20 de febrero de 2013

NEPTUNO:

mitología En la Mitología romana, Neptuno es el hijo mayor de los dioses Saturno y Ops, hermano de Júpiter y Plutón. Neptuno gobierna todas las aguas y mares. Cabalga las olas sobre caballos blancos. Todos los habitantes de las aguas deben obedecerlo y se lo conoce como Poseidón en la mitología griega. Neptuno eligió el mar como morada y en sus profundidades existe un reino de castillos dorados. Con su poderoso tridente agita las olas, hace brotar fuentes y manantiales donde quiera y en causa de su ira provocando los temibles sismos o terremotos. Este dios es un rey inseparable de sus caballos. Por esta y más razones, se le simboliza con un caballo. Neptuno no viste con ropajes suntuosos, ya que su aspecto es suficiente para demostrar su poderío. El dios de los mares es un muy peligroso e inestable elemento, con sus emociones puede provocar desde terribles tormentas y tempestades hasta olas tranquilas y pacíficas, por lo que nunca nadie intenta provocarlo sin un importante motivo. Datos misceláneos Originalmente, Neptuno es el dios romano de las nubes y la lluvia, y así se mantiene hasta el año 399 a. C., cuando se decide la importación del culto a Neptuno desde las colonias griegas de Sicilia y se traslada entonces la divinidad de las aguas aéreas a todas la aguas, pero con predominio de las marinas, de ese cuyas orillas se va edificando el grandioso imperio. Acompañantes Neptuno, aparte de sus caballos y de ser conocido bajo la forma de un caballo, tuvo siempre a su lado a los delfines como cabalgaduras y compañeros. Era el dios que sostenía el planeta en el que vivimos, porque el océano rodeaba la Tierra y era evidente que él desde los mares, soportaba el peso de la tierra firme. Además, Neptuno había dado forma a las costas, había arrancado trozos de montañas para formar los acantilados o había pasado la mano por el litoral para dejar suaves playas y abrigadas bahías en las que los barcos encontraban refugio. Por eso, aparte de tener a su lado sirenas traidoras, a las nereidas inigualables, a las oceánides hermosas y a los tritones poderosos, Neptuno era señor de las ninfas, ondinas[cita requerida] y náyades de los lagos, de los ríos, de las fuentes, todas ellas eran parte de su corte y a él le debían pleitesía y obediencia por ser parte del mundo acuático. Y tiene la inmortalidad.

URBANISMO ROMANO:

Los romanos procuraban diseñar sus ciudades en base a unos patrones comunes que permitieran orientarse en cualquier ciudad del Imperio con relativa facilidad. Así, era común que la ciudad se organizara en cuadrículas en torno al eje perpendicular formado por las dos calles principales: el kardo (norte-sur) y el decumanus (este-oeste). En el punto de intersección de estas dos avenidas se encontraba normalmente el Foro, lugar de máxima relevancia para la vida social y política de la urbe. Las zonas de divertimento, como el teatro y el anfiteatro, solían encontrarse agrupadas en otra zona de la ciudad, así como los templos, las basílicas o las termas



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JUNO,DIOSA CELOSA Y VENGATIVA

Introducción En Roma, Juno. Hija de Crono y Rea. Su figura es anterior a las invasiones indoeuropeas y representaba lo femenino, la fertilidad, la vegetación. Dentro del panteón olímpico, es la diosa protectora del matrimonio y las mujeres. En la mitología, es sobre todo conocida por ser la esposa de Zeus, con quien tuvo tres hijos: Ares, Hebe e Ilitía. Además, engendró en solitario a Hefesto. Existen innumerables leyendas acerca de la relación de Hera y Zeus; Hera suele aparecer como una esposa celosa que persigue a las amantes y a los hijos bastardos de su marido; Zeus se irrita con ella a menudo y en una ocasión incluso la colgó de las nubes. Nombre y epítetos Nombre griego: Hera Nombre romano: Juno Epítetos: Cronida, Saturnia, Boopis. Linaje e identidad Hija de los titanes Cronos y Rea; hermana de Posidón, Hades, Hestia, Deméter y Zeus. Es la esposa de Zeus y diosa del matrimonio, protectora de las mujeres. Es la reina del cielo, respetada y venerada por todos (menos por Zeus). Figura y atributos Se la representaba bella y severa, vestida hasta los pies. A menudo, celosa, violenta y vengativa. Atributos: Sus atributos son la diadema y el cetro.. Sus animales son el pavo real, la vaca y el cuclillo. Sus plantas son el helicriso, la granada y el lirio. Suele ir acompañada por Argos e Iris.Una representación artística conocida es El baño de Diana , de Boucher. Campos de protección Esposa de Zeus. Protectora del matrimonio y de las mujeres (sobre todo de las casadas). Lugares de Culto Se le rinde culto en Samos, Olimpia, Atenas, Eleusis, Epidauro, Corinto, Nemea, Esparta, Argos. Herea, Dédala, Calistía, Hecatombea: religión, juegos atléticos y concursos de belleza. Actuaciones míticas relevantes Nacimiento Hera era hija de Rea y Crono, y fue abruptamente tragada al nacer por éste debido a una profecía sobre que uno de sus hijos le arrebataría el trono. Zeus le fue ocultado y cuando creció salvó a todos sus hermanos y mató a Crono. Actuaciones míticas relevantes Matrimonio con Zeus Zeus se transformó en cuclillo y, así, disfrazado de avecilla triste y casi muerta de frío, se acercó a su hermana. Con sus besos, Hera trató de reanimar al cuclillo. Y procuró darle calos apretándolo contra su pecho. Cuando se dio cuenta del ardid ya era tarde: había sido violentada. Llena de vergüenza, pidió al hermano que reparase su falta. Y Zeus le prometió inmediatamente desposarla. Todos los dioses asistieron a la ceremonia de la boda, y ofrecieron a la novia valiosos regalos. Al término de la fiesta, la pareja partió para su noche de bodas, que duró 300 años. Después, la diosa se baño en la fuente de Canatos, en Nauplia, y recuperó la virginidad. Enseguida se dirigió con su esposo hacia el Olimpo donde, al lado de Zeus, soberano de los dioses, habría de reinar, bella y majestuosa, desde su trono de oro. Maternidad de Hefesto Cuenta una versión de la leyenda que Hefesto era hijo de Zeus y de Hera; sin embargo, otras versiones difieren y dan como único progenitor del dios a Hera, celosa de que Zeus hubiera traído solo al mundo una hija, Atenea. Hefesto tenía el aspecto de un gnomo, particularmente horrible, y era cojo de ambas piernas. A este respecto se cuenta que en cierta ocasión, en una pelea entre Zeus y Hera, Hefesto osó tomar partido por su madre y Zeus, encolerizado, lo arrojó desde lo alto del Olimpo y cayó sobre la isla de Lemnos. A consecuencia de esta caída, Hefesto quedó cojo. Según otras versiones de la leyenda fue la misma Hera quien, horrorizada por haber dado a luz un hijo de semejante fealdad, lo arrojó desde lo alto de los cielos al mar, donde durante nueve años, Tetis lo educó. Venganzas celosas contra las amantes e hijos de su esposo: Io Ío fue amada por Zeus, quien la transformó en vaca. Pero Hera, sabedora de esto, se la pidió como regalo a Zeus y después la tuvo prisionera. Ío consiguió huir gracias a que Hermes mató a su guardián. A continuación, Hera le envió un tábano que la atormentaba. Para huir del insecto, Ío huyó a Egipto. Heracles (Hércules). Heracles era el hijo del dios del cielo Zeus y Alcmena. Cuando Hera descubrió la infidelidad de Zeus, ella decidió matar al hijo nacido de la relación de Zeus con Alcmena. Ese hijo era Heracles. Hera colocó dos serpientes en la cuna de Heracles, pero el niño estranguló a las serpientes con sus manos, claramente revelando la naturaleza divina del niño. Este y otros actos heroicos hicieron a Heracles muy famoso por todo el mundo antiguo. Manzana de la Discordia y Juicio de Paris En la antigüedad se celebraron unas importantes bodas a la que estaban invitados dioses y mortales. Los contrayentes eran Peleo y Tetis, un mortal y una diosa.Pero no todos habían sido invitados a la fiesta: la diosa Éride (Discordia) quiso hacer notar su ausencia y se presentó en la fiesta con una manzana de oro que tenía grabada la siguiente frase: "Para la más bella". Lanzó la manzana sobre la mesa donde se sentaban los dioses y se fue. Tres de las diosas presentes en el banquete, Hera, Atenea y Afrodita , se creyeron merecedoras del título y se lanzaron a por la manzana. Ni Zeus quiso intervenir en una decisión tan comprometida, de modo que encargó a Hermes que condujese a las tres diosas al monte Ida, en la llanura de Troya, y se las presentase a Paris, bello joven, hijo del rey Príamo de Troya, que pastoreaba los rebaños reales en aquel lugar. Él debía ser el encargado de dirimir el pleito, según voluntad de Zeus. Durante el juicio cada diosa hizo valer sus méritos al título pero además le prometieron a Paris beneficiosos dones si éste fallaba a su favor. Hera se comprometió a hacerle soberano de toda el Asia. Atenea le ofreció la prudencia y la victoria en todos los combates y Afrodita le brindó el amor de la mortal más hermosa de Grecia, Helena de Esparta. Paris dio la manzana a Afrodita, granjeándose así la fiel protección de la diosa para él y los suyos para siempre, y la enemistad de las otras dos diosas lo que quedará reflejado en la Guerra de Troya, y en sus consecuencias: Hera, partidaria de los griegos en la guerra de Troya, se convierte en acérrima enemiga de Eneas en su viaje hasta Roma Descendencia con Zeus Con Zeus tuvo tres hijos: Hebe, diosa de la juventud, Ilitia, diosa de los partos y Ares, dios de la guerra. Por su parte, ella sola tuvo a Hefesto, dios del fuego.

SOCIEDAD Y POLÍTICA:

http://www.slideshare.net/xaxipiruli/las-clases-sociales-romanas

LAS MURALLAS

Las Murallas. La defensa de las ciudades ha sido uno de los principales asuntos con que las distintas culturas se enfrentaban para asegurar el porvenir, no solo de sus habitantes y pertenencias, sino también de su cultura y forma de vida. Los romanos fueron los que perfeccionaron los distintos métodos de defensa mediante murallas. En España tenemos múltiples ejemplos, casi todos de los primeros años de dominación -S.I y S.II a.C.- y muchos de ellos restaurados o remodelados, que atestiguan la importancia que estas edificaciones tenían en el mundo romano. Con la "Pax Augusta", como es lógico, se redujeron las edificaciones deLas Murallas. La defensa de las ciudades ha sido uno de los principales asuntos con que las distintas culturas se enfrentaban para asegurar el porvenir, no solo de sus habitantes y pertenencias, sino también de su cultura y forma de vida. Los romanos fueron los que perfeccionaron los distintos métodos de defensa mediante murallas. En España tenemos múltiples ejemplos, casi todos de los primeros años de dominación -S.I y S.II a.C.- y muchos de ellos restaurados o remodelados, que atestiguan la importancia que estas edificaciones tenían en el mundo romano. Con la "Pax Augusta", como es lógico, se redujeron las edificaciones de murallas, volviendo a reactivarse en el S.III por la presión de los pueblos bárbaros. Por lo general, consistían en dos paramentos paralelos de sillería -opus quadratum- de tamaño variable, y entre ellos un relleno de mortero, piedras e incluso de hormigón romano. Estas paredes exteriores, a veces tenían los sillares almohadillados, y estaban separadas por 4 m. como mínimo, llegando a los 10 m. es ocasiones excepcionales. Muralla romana de Caesar Augusta, (Zaragoza). Como ciudad romana de nueva planta, estaba protegida por una gran muralla con un perímetro rectangular con unas medidas que se aproximaban a los 1.000 m. de largo por 500 m. de ancho. Fue construida en el S.I a.C. y reforzada en el S.III ante el acoso bárbaro. La fábrica original de los muros exteriores era de sillares colocados a hueso en hiladas similares con un núcleo interior de opus caementicium. Su altura alcanzaría los 10 m. con un ancho de hasta 7 m. La torres defensivas y de vigilancia habituales en las murallas romanas se situaban cada 15 m. y eran de planta semicircular, siendo su número cercano a las 120. Muralla romana de Ampurias (Gerona). La ciudad romana creada al lado de la "neápolis griega" se dotó de unas murallas que albergaban una ciudad rectangular de más de 22 hectáreas. Muralla romana de Carmo (Carmona, Sevilla). Ciudad romana estratégicamente ubicada en una meseta y sobre un antiguo asentamiento cartaginés. De hecho, la muralla está compuesta por un conjunto de fábricas correspondientes a varias civilizaciones -fenicios, cartagineses, romanos, árabes...-, que en su momento la convirtieron en la ciudad más segura del sur peninsular. El conjunto, que se levanta sobre cimientos del S.VII a.C., comprende unas construcciones defensivas construidas por los romanos en el S.III a.C. Hoy podemos combrobar su origen romano en los sillares almohadillados de algunas zonas. El elemento fundamental es la llamada Puerta de Sevilla. Muralla romana de Caurium (Coria, Cáceres). Construida en en los S.III y S.IV, ha servido como fortaleza en muchos conflictos bélicos, llegándonos hasta nuestros días en buenas condiciones. De fábrica de sillares colocados a hueso. Actualmente se conservan varias puertas -la de San Pedro y la de Nuestra Señora de la Guía- de acceso con sus torreones, pero casi todas han sido modificadas profundamente. Muralla romana de Gerunda (Gerona). Curiosamente es de planta triangular, ha sido reedificada y reforzada en gran parte, dejando, en casos, la fábrica romana en su interior. Podemos observar grandes sillares ciclópeos utilizados como base en la original construcción. En otras zonas, como en la puerta de San Cristobal, se mantienen perfectos sillares colocados a hueso. Muralla romana de León. Fue concebida como una muralla de madera para albergar y defender el campamento militar de la "LegioVII Gemina Pia Felix". Más tarde, cuando la población civil se estableció, la murralla se edificó con piedra. Actualmente no se conoce con certeza cual de los restos son originalmente romanos, y es posible que ninguno de ellos lo sea, ya que Almanzor y sus hijos arrasaron la ciudad en varias ocasiones, siendo las actuales murallas, muy probablemente, de factura medieval.




JUPITER, EL DIOS MÁS PODEROSO

Júpiter



El dios Júpiter
Un poco de mitología...
Soberano de los dioses, el más poderoso de todos los habitantes del Olimpo, hijo del dios Saturno a quien derrocó. Originalmente dios del cielo y rey del firmamento, Júpiter era venerado como dios de la lluvia, el rayo y el relámpago.  Como protector de Roma  le llamaban Júpiter Optimus Maximus (el mejor y más alto).  Como Júpiter era guardián de la ley, defensor de la verdad y protector de la justicia y la virtud, los romanos identificaban a Júpiter con Zeus, el dios supremo de los griegos, y asignaban al dios romano los atributos y mitos de la divinidad griega. El Júpiter de la literatura latina, por tanto, tiene muchas características griegas, pero el Júpiter del culto religioso romano se mantuvo  esencialmente libre de la influencia griega.




Júpiter, el planeta



Júpiter
Júpiter, el gigante gaseoso, la estrella malograda, es el primero de los planetas jovianos y el mayor del sistema solar. Su tamaño es tan gigantesco que es más grande que todos los demás planetas juntos. Casi todo él está compuesto de elementos ligeros como el hidrógeno y el helio, igual que el Sol, y su masa no es muy inferior a la mínima necesaria para la que contracción gravitatoria logre llevar su región central a la temperatura necesaria para que se produzca la fusión del hidrógeno -de hecho, si su masa hubiese sido unas 60 veces mayor de lo que es, habría continuado la contracción gravitatoria dando lugar a una estrella-. Sin embargo, esto  no ocurrió y,  al  no alcanzarse  la  temperatura  necesaria  para que  comenzara la fusión del  hidrógeno,  se evitó que Júpiter pudiera transformarse
en una estrella y que el sistema solar se convirtiera en un sistema binario, es decir, con dos soles, algo que habría dificultado enormemente la formación de planetas en su interior. Por otra parte,  aunque nos referimos a Júpiter como "gigante gaseoso", la mayor parte del gas está tan comprimido por las temperaturas y las  presiones interiores del  planeta, que probablemente existe en estado líquido por debajo de las delgadas capas atmosféricas de la superficie. En el centro, su núcleo podría estar formado por silicatos de hierro a temperaturas en torno a los 25.000 grados o más.

En los albores del sistema solar, Júpiter debió de sufrir los mismos procesos que el Sol: la masa de gas que ahora forma el planeta se hundió bajo su propio campo gravitatorio. Cuando la bola de gas se contrajo, se generó energía y la temperatura del núcleo empezó a aumentar. En el Sol, la temperatura resultó por fin suficiente para que se produjera la fusión del hidrógeno, pero, como se dijo anteriormente, la temperatura interna de Júpiter probablemente nunca alcanzó más de 50.000 grados, de manera que no pudo convertirse en estrella. No obstante, el planeta aún genera energía por la contracción gravitatoria y por ello emite más energía de la que recibe del Sol (aproximadamente 1,5 más energía que la que absorve de los rayos solares). A los objetos como Júpiter, que generan energía pero no la suficiente para brillar como una estrella, se los llama a veces enanas marrones.

Con tan sólo un pequeño telescopio es posible observar no sólo Júpiter, sino sus cuatro lunas mayores. De hecho fueron éstas las que descubrió Galileo al utilizar por primera vez un telescopio. El hecho de que otro planeta, aparte de la Tierra, tuviera lunas girando a su alrededor fue de suma importancia porque se convirtió en uno de los clavos con que cerraron el féretro del sistema  ptolomeico al demostrar que la Tierra no era el único centro de revolución en el universo. Pero estas lunas no son las únicas maravillas que se pueden observar con el pequeño telescopio. También es posible ver las capas superficiales de la densa atmósfera de Júpiter, las cuales aparecen como una serie de bandas o cinturones que rodean al planeta paralelamente a su ecuador. Las áreas blancas son nubes gigantescas de gas ascendente, formado principalmente por amoníaco, mientras que las bandas oscuras se sitúan probablemente más abajo de la atmósfera, están formadas por compuestos de azufre y son más calientes y descendentes. Además, las figuras ovaladas, y  sobre todo la  famosísima Gran Mancha Roja  (descubierta por  Gian Domenico
a
Datos Físicos de Júpiter
Distancia media al Sol:
778 millones de km.
Periodo Orbital:
11,9 años
Periodo de Rotación:
9 horas y 55,5 minutos
Diámetro:
143.000 kilómetros
Masa (Tierra = 1):
318
Temperatura en ºC:
-150
Inclinación del eje:

Satélites:
16 conocidos
Cassini en 1665), no son sino grandes sistemas tormentosos -colosales columnas de gas en rotación o remolinos gaseosos- que permanecen intactos durante largos periodos. La Gran Mancha Roja ha existido durante 300 años y posiblemente existirá durante mucho tiempo más.

Cassini, como ya se dijo, fue quien descubrió la Gran Mancha Roja que le permitió, además, calcular la rotación del planeta y fijarla en torno a 9 horas y 56 minutos. No obstante, observando las estructuras que  aparecen en la banda  o cinturón que rodea  el planeta en su ecuador,  también pudo determinar  que el periodo de rotación de esta banda era de 9 horas y 51 minutos, es decir, que Júpiter  gira en torno a sí mismo a distinta velocidad dependiendo de la latitud del planeta de la que se trate. Esto, que se conoce con el nombre de rotación diferencial, se debe a que Júpiter es un planeta gaseoso y, por tanto, no gira como lo hacen los cuerpos sólidos, sino que cada latitud rota con una velocidad propia. El periodo de rotación en Júpiter es el menor de todos los del sistema solar y varía desde las 9 horas y 50 minutos que tarda en el ecuador a las 9 horas y 55 minutos que tarda en latitudes más elevadas.

Júpiter ha deparado grandes sorpresas a los investigadores. La sonda Voyager, por ejemplo, en su paso junto al planeta descubrió que éste está rodeado por una serie de anillos que no son visibles, al no ser brillantes y luminosos como los de Saturno, desde la Tierra, ni siquiera con los telescopios más potentes, y que se extienden a partir de los 30.000 kilómetros de altura sobre la atmósfera a lo largo de más de 140.000 kilómetros por encima del planeta. Hay dos anillos principales. Uno de ellos es muy fino y su espesor no debe superar algunos kilómetros. Estos anillos están formados por polvo y pequeños fragmentos, probablemente procedentes de las erupciones volcánicas de Ío, el satélite joviano más cercano al planeta. Y ya que mencionamos a Ío, no podemos olvidarnos de señalar que la sonda Voyager también descubrió una serie de lunas o satélites  que nos eran desconocidas hasta ese momento, pues sólo sabíamos de las cuatro descubiertas por Galileo y que, en su honor, llevan el nombre de satélites galileanos: Ío, el más cercano al planeta, Europa, Gamínedes, la mayor de todas, y Calisto. Estos cuatro satélites giran en torno a Júpiter mostrándole siempre la misma cara, como hace la Luna con respecto a la Tierra.


Satélites galileanos y Gran Mancha Roja
Los anillos de Júpiter
La Tierra y Júpiter
Los satélites galileanos y la Gran Mancha Roja
Anillos de Júpiter Tamaños compartivos entre la Tierra y Júpiter